Wednesday, March 24, 2010

Carlos Slim: más allá del bien o del mal

710 palabras (0.9% de Harry Potter I)


La persona de Carlos Slim y su reciente nombramiento como hombre más rico del mundo provocan comúnmente dos reacciones.


Por un lado, qué Slim representa todo lo que está mal en México, la diferencia creciente y enorme entre ricos y pobres,  que es Mister Monopoly y que vivimos en Slimlandia, que cómo villano Señor Burns se apropió indebidamente de Telmex a precio de 24 Pulparindos coludiéndose con el impronunciable Gargamel/Dr. Maligno ex-presidente, que le impide al país ser más competitivo, que goza de suficiente dinero para darle de comer a cada mexicano por un año y que tiene el poder de transformarse en oso polar, águila o el emperador Maximiliano, dependiendo del día de la semana y las condiciones climáticas.

Por otro lado, se admira su tenacidad, astucia comercial e intrepidez como inversionista, su gran intelecto y mítica habilidad con los números, que siendo billonario, es austero y entregado a su familia, y que es un benefactor del país gracias a sus considerables donaciones filantrópicas.

La realidad, como suele ser costumbre, es menos extrema.  

Carlos Slim es el equipo de futbol que arrasa 15 contra 2 porque la portería del rival es dos veces más grande que lo normal. Está actuando bajo las reglas del sistema, pero el sistema no es justo. Y los jugadores del equipo Carlos Slim son las empresas, ejecutivos y demás empleados. Cada uno queriendo mejorar su desempeño individual dentro de la estructura de la corporación.

Para muchos será obviedad, pero clarifico: La corporación es un sistema que tiene como fin primario aumentar sus propias ganancias, haciendo todo lo posible para alcanzar esta meta dentro del marco legal, pero al mismo tiempo coaccionando las leyes para que le sean aún más favorables. Nos puede gustar o no, pero eso es una corporación en el mundo globalizado.

Con respecto a todos sus aspectos positivos, nunca sabremos hasta qué punto son inventos propagandísticos inspirados en vanidad y para apaciguar a los Pancho Villas latentes, o vislumbres reales de su carácter. Lo que sí sabemos es que no fue con Telmex el punto en el que verdaderamente despunto su fortuna y que ya había hecho en numerosas ocasiones previas inversiones fructíferas. En 1981, diez años antes a la privatización de Telmex, con la compra de la tabaquera Cigatam, comenzó a recibir importantes flujos de efectivo que le permitieron en la crisis de 1982 invertir en múltiples compañías a precios de hasta 1.5% de su valor de libros.

Pero regresemos a la inocua analogía de futbol, ¿Es realmente preciso decir que el juego es injusto? Una prueba de que sí es observar la cantidad de industrias en las que existen monopolios/duopolios privados: telefonía, cemento, televisión abierta, cerveza, pollo y huevo, harina de maíz, y gas.

Existen monopolios por eficiencia y monopolios impuestos. La fuerte dominancia en sus respectivos mercados de una empresa como Google, o compañías en industrias como agua y electricidad, es un producto de una síntesis natural del mercado por razones de mérito o estructurales, en cambio, cuando las televisoras en México manipulan al congreso para prohibir la entrada de una tercera cadena de televisión abierta, el duopolio es impuesto, y negativo.

Actualmente se cobra una multa máxima de $84 millones de pesos a empresas con prácticas anti-competitivas. Para muchas, esto representa una suma muy por debajo al 1% de sus ventas. En los países desarrollados, esta multa es un porcentaje fijo sobre ventas, de ahí que a Microsoft se le haya pedido pagar más de $2,000 millones de dólares en la unión Europea.

Ha habido intentos de nivelar el terreno de juego, pero han fallado al desvanecerse en su camino a la cristalización a través de nuestro torpe sistema político. Actualmente existe una indebida concentración de poder entre las corporaciones y los políticos, una simbiosis  que en ocasiones actúa como parásito sobre la nación. Cabe destacar que México es lejos de ser el único país en esta situación.

Un primer paso para corregirlo, sería limitar o eliminar las contribuciones que pueden recibir políticos de parte de las corporaciones. Si éstas quieren influir en la democracia, que lo hagan a través de argumentos, no contribuciones.

El fenómeno Carlos Slim es una nueva bofetada que nos tiene que despertar a la realidad de nuestro ineficiente, imperfecto e injusto sistema comercial y estatal, pero no ha juzgar a la persona, ejemplar (aparentemente) de muchas maneras.

Monday, March 22, 2010

Obesidad: Medalla de Oro en las Anti-olimpiadas.


771 palabras (2.6x el Poema #20 de Pablo Neruda)

Cómo es ya frecuente y triste, hemos vuelto a ganar medallas en las anti-olimpiadas. En la categoría infantil (sub-15), los mexicanos ganan el oro en la prueba de obesidad. En la categoría mayor, nos quedamos con la plata atrás del archi-competitivo perene triunfador del norte, rey de las Big Macs y refrescos de uno y medio litros.

La obesidad va más allá de reducir el número de futbolistas, bailarinas y modelos que México puede ofrecer. La obesidad provoca un sinfín de enfermedades: diabetes, cáncer, problemas de riñón, arterosclerosis, ataque del corazón, alta presión, etc. Y esto por consiguiente trae un costo a la sociedad, una disminución en la productividad, y una menor calidad de vida. La obesidad también provoca frecuentemente problemas psicológicos y de autoestima. Creo que no es necesario profundizar más para convencer; es un tanto obvio y evidente que no es un estado ideal, que la obesidad causa sufrimiento.

La obesidad tiene múltiples causas: dieta, inactividad física, cultura, problemas emocionales, estrés y genética. Algo que podemos asumir es que la genética en la población mexicana no ha cambiado de manera significativa, por lo que el alza en esta enfermedad es reducible a cambios en las otras causas.

Una transformación espontánea en la sociedad difícilmente ocurrirá si ONGs y el gobierno permanecen indiferentes. Es poco probable que se puedan cambiar las causas más sutiles y complejas: los problemas emocionales y el estrés. Pero por fortuna, las causas más importantes –dieta, actividad física, cultura−, si pueden ser tratadas.

A pesar de numerosas dietas que surgen y desaparecen como modas, existe un mínimo de consenso entre nutriólogos. Un proyecto concluido en 1990 en conjunto entre Cornell y Oxford, llamado comúnmente como “El Estudio de China”, comparó a las poblaciones rurales de China, que tenían una dieta rica en plantas como vegetales y arroz, baja en carnes animales y alta en fibra, con las poblaciones urbanas, quienes habían adoptado una dieta más occidental, utilizando más carne y menos vegetales, y descubrió que el índice de cáncer y enfermedades del corazón, al igual que la obesidad, eran mucho más altos en las personas de hábitos alimenticios occidentales. Otra canon claro es que la comida procesada y alta en azúcares es poco saludable (refrescos, dulces y demás comida chatarra), y que su ausencia de nutrientes obliga al cuerpo a comer más para satisfacer las necesidades básicas de vitaminas y minerales. La mejor regla de nutrición es también la más simple: come más plantas.

La gente come habitualmente mecánicamente y sin estar consciente. Varios experimentos comprueban que la gente comerá lo que es puesto delante de ellos sin importar cuanta hambre tienen o como se sienten. En un experimento divertido y cruel, se le dio de comer a los participantes sopa de tomate en unas tasas que se rellenaban a través de un tubo escondido en el fondo. Se paraba el experimento cuando los participantes habían comido más de tres porciones sin notar que algo estaba mal. En una cafetería de una escuela en Estados Unidos se comprobó que simplemente cambiando el orden de la comida saludable en las mesas afectaba las porciones tomadas por los estudiantes.

Por lo tanto, es posible ayudar a la gente a cambiar sus hábitos si se modifica su entorno. Se deben de tomar medidas sencillas, fuertes y rápidas. Al igual que con el tabaco, el gobierno debe aumentar significativamente los impuestos a comida poco saludable y prohibir anuncios en televisión y radio. Los impuestos generados se deberán de utilizar transparentemente y exclusivamente en apoyar a la agricultura, comercio y publicidad de frutas,  verduras, granos y legumbres. En los 90’s, una campaña de publicidad en EEUU coordinada por los productores de leche alcanzó mucho éxito. El ridículo y escondido mensaje “Come frutas y verduras” en anuncios de comida chatarra es inútil. Se necesita crear publicidad creativa que meramente promueva estas comidas. Se debe prohibir todo acceso fácil a comida chatarra en escuelas.

Adicionalmente al apoyo que ya se da al deporte, se puede promover aumentar la actividad física durante la vida cotidiana de maneras creativas, como por ejemplo, motivando a que la gente trabaje ocasionalmente de pie en sus oficinas.

Idealmente se complementarán estas reformas con un agresivo programa de educación reemplazando algunos minutos de programación regular televisa diaria.

Estas reformas darán un cambio gradual en la cultura. Está comprobado que la obesidad es contagiosa; es más probable que uno sea obeso si hay gente obesa en su entorno social. Entonces, los cambios positivos en la población serán multiplicativos.

No es complicado dar los primeros pasos inteligentes para detener esta epidemia, se necesita solamente un poco de voluntad privada y pública.

No pinte de rosa su automóvil




606 palabras (0.09% de la Biblia)

El alza reciente de robos de automóviles en Monterrey es la nueva plaga que acecha a la sociedad ya lastimada por organizaciones criminales.

Juntando estadísticas de varias fuentes he calculado lo siguiente:

Si los robos de automóviles continúan al ritmo actual en Monterrey, la probabilidad de que a usted le roben el suyo durante su vida (la vida del lector, no la del vehículo) es de 70%. Si tiene dos autos en casa, la probabilidad de que al menos le roben uno es un espantoso 90%. Si tiene tres, que va, no se queje.

La otra estadística preocupante es que los atracos con violencia (en vez de mientras veía en trance la película Avatar en tercera dimensión) han aumentado más de 4 veces en tan sólo un año. Si tiene un auto de lujo (con mejores sistema antirrobo), es más probable que se lo quiten con violencia, con intimidación, golpes, cachazos o balazos.

Para darle un descanso a este desfile de estadísticas del desamparo, déjame le comento que tres cuartos de los autos son recuperados (si bien aproximadamente un tercio termina oliendo feo y/o “raro” y sabemos, sin confesar, que ya nunca serán lo mismo (aproximación de su editorialista)).

El valor de los autos robados y no recuperados es de más de $800 millones de pesos por año. Habría que agregar también a este costo las externalidades al robo: baja en crecimiento económico, productividad y calidad de vida.

Felicito la aprehensión reciente de una banda de robacoches, pero no es suficiente para dejar a la sociedad tranquila.

Que el gobernador Medina ha dicho que hará algo al respecto, multiplicando la burocracia por medio de reuniones calendarizadas, no inspira, digamos, olas de confianza. Los resultados de esas reuniones seguirán caminos conocidos, propuestas sensibles, pero rara vez eficaces: más y mejor fuerza policíaca, disminuir la corrupción, aumentar la calidad y cantidad de policías, instituir sistemas de reporte de incidentes, mejor infiltración y más “inteligencia”. Todos necesarios, pero con una larga historia de decepción.

Sin embargo, creo que podemos encontrar otras soluciones.

Existe una variedad considerable de aparatos/sistemas antirrobos: alarma fastidia-vecinos, barras roba-el-próximo-auto, candados en el arranque, pintar el vehículo rosa, y un dispositivo geolocalizador. Todos, salvo los últimos dos, son inútiles contra el robo con violencia. Y si todos pintáran el carro de rosa, esto también dejaría de ser efectivo.

Con un dispositivo geolocalizador, las autoridades son alertadas de la ubicación del vehículo facilitando la recuperación del mismo y la aprehensión del ladrón. Es posible también dejar estratégicamente el vehículo en su recorrido a través de la cadena criminal y atrapar a peces más profundos. El dispositivo, del tamaño de una caja de cigarros, se esconde aleatoriamente en el vehículo.

El inconveniente mayor de este aparato antirrobo es su costo promedio anual de poco más de $2,000 pesos. A este precio y con el índice actual de autos robados y no recuperados, solamente hace estricto sentido económico instalarlo a automóviles de un valor mayor a $400,000 pesos.

Pero no es necesario instalarlo en todos los automóviles.

Los ladrones roban más de uno, muchas veces llegan a robar diez o más. Si, por ejemplo, uno de cada diez vehículos tiene el dispositivo, el ladrón sabrá que corre un riesgo grande de finalmente ser capturado. Una solución es crear una lotería que reparta este sistema antirrobo. De esta manera, los ladrones no podrán crear un perfil de automóviles sin protección. El costo por cada vehículo sería de un décimo del costo total, o sea, $200 pesos por año.

La tenencia podría servir como fuente de ingreso para pagar este menor costo. Es lo mínimo que la sociedad de Monterrey merece.

Mauricio de la Garza